22 de novembre 2010

L’art de canibalitzar


“Es curioso que Maupassant abogue tan sanamente por el derecho al canibalismo de la cultura. El artista tiene derecho a servirse de todo, a canibalizarlo todo. Cosa muy distinta es que tenga derecho a juzgarlo todo. Misterioso resulta también comprobar que la tan pintoneada sociedad laica, lejos de liberalizar los juicios, los haya promovido con tanta furia. Parece un contrasentido que cuanto más laicos nos hemos vuelto, más se haya desarrollado en nosotros, como sociedad y en todas sus manifestaciones (política, cultural y mediática), una vena moralista. Y como cada vez nos sentimos más acogotados entre lo que es conveniente y no decir, cada vez nos sentimos con más derecho a lapidar en la plaza pública a quien no ha dicho lo conveniente o a quien se ha reído de lo que no debía. "El día que sea posible representar en escena a un obrero deshonesto el teatro francés habrá demostrado su mayoría de edad", escribió Flaubert a Colette. Tanto se podría decir del cine español. El día en el que un artista español no tenga miedo de crear un personaje femenino que haya sufrido maltrato de género y sea, a la vez, una mala persona, habremos dado un paso de gigante, ya no estaremos representando discursos, sino personas. Canibalicemos pues la vida ajena como artistas, pero sin juzgarla, como exige Maupassant, y sin hacer entrar en nuestros libros la realidad a patadas en tres tópicos maltrechos. El canibalismo, tratado así, bien puede convertirse en una de las bellas artes.”

Andrés Barba, de l’article El derecho a canibalizar la vida de los demás (El País, Babelia, 13.11.2010)