«Otro que tenía claro que un punto de pereza
puede denotar aptitudes intelectuales fue Kurt von Hammerstein-Equord, un
general alemán y férreo opositor al régimen nazi que hizo una singular
clasificación de sus oficiales, que contó de la siguiente manera:
"Distingo
cuatro clases: los inteligentes, los trabajadores, los tontos y los vagos. En
la mayoría de los casos concurren dos cualidades. Los inteligentes y
trabajadores son para el Estado Mayor; los otros, los tontos y vagos, forman el
90% de todos los ejércitos y son muy aptos para las tareas de rutina. El que es inteligente y, a la vez, vago,
se califica para las más altas tareas de mando, pues aporta la claridad
mental y el aplomo necesarios para tomar decisiones de peso. Del que es tonto y
trabajador hay que protegerse; en ese no se puede delegar ninguna
responsabilidad, pues siempre causará alguna desgracia".»
Eva Van Den Berg, a l’article No es pereza, es que soy más inteligente que
la media (El País, 21.7.2018)
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