«(...) de un modo inconsciente había ya comenzado a sentir mi íntima necesidad de escribir y porque seguramente intuía que hacerlo era instalarse en un lugar solitario, pues uno tenía que saber estar solo si quería llegar a algo en la literatura. Como le aconsejaba Rilke a su corresponsal en Cartas a un joven poeta: “Sólo es necesaria una cosa, soledad, una gran soledad interior. Hay que intentar conseguir ir hacia uno mismo y, durante horas y horas, no verse con nadie”. A ese consejo central de Rilke en sus famosas “cartas al joven poeta” hay que añadir siempre su idea de que la poesía se ha de escribir por ley de necesidad y no por ley de oficio, y menos aún por ganas de ser famoso, y aún menos con la intención de hacerse rico. Ése es un tema que Rilke hace reaparecer en sus Cuadernos de Malte Laurids Brigge, donde en varios pasajes insiste en la idea de que “es necesario que escriba”, dicho siempre en el mismo sentido de Kafka cuando dijo que escribir era una forma de plegaria.»
Enrique Vila-Matas, al pròleg de En un lugar solitario (Narrativa 1973-1984)
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