«El impulso de la vida, su vis movendi, ese hálito abrasador que recorre el paisaje y a quienes lo pueblan, sólo puede ser atrapado en imágenes y expuesto luego, abducido, traducido, interpretado, mediante el expediente de la palabra que nombra, ordena y restituye. La hermenéutica es el destino último de todo anhelo de conocimiento. Mostrar es a menudo deficiente; hay, además, que decir.»
Ricardo Menéndez Salmón, a l'article El orgullo de la ficción (El País, Babelia, 13.08.2011)
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