«Una cosa
lamento: no saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno movimiento,
como en medio de un folletín. Yo creo que esta curiosidad por lo que suceda
después de la muerte no existía antaño, o existía menos, en un mundo que no
cambiaba apenas. Una confesión: pese a mi odio a la información, me gustaría
poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco
y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el
brazo, pálido, rozando las paredes, regresaría al cementerio y leería los
desastres del mundo antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio
tranquilizador de la tumba».
Luis Buñuel, Mi último
suspiro
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