¡Qué ridículos estos esfuerzos por traducir
en la propia lengua personal un destino de todos!
¡En vez de una poesía divinamente tersa,
desarticuladas notas, los malos versos del Insomnio!
Vladímir Nabókov,
Pálido fuego [traducció d’Aurora
Bernárdez]
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