«¿Qué es viajar, y para qué sirve viajar? Cualquier puesta
de sol es la puesta de sol; no es necesario ir a verla a Constantinopla. ¿La
sensación de liberación que provocan los viajes? Puedo tenerla al salir de
Lisboa hacia Benfica, y tenerla con más intensidad que quien va de Lisboa a
China, porque si la liberación no está en mí, no está, para mí, en ninguna
parte. “Cualquier carretera”, dijo Carlyle, “hasta esta carretera de Entepfuhl,
te lleva hasta el fin del mundo”. Pero la carretera de Entepfuhl, si la
seguimos hasta el final, vuelve a Entepfuhl; de modo que Entepfuhl, donde ya
estábamos, es el mismo fin del mundo que íbamos buscando.
Condillac empieza así su célebre libro: “Por más alto que
subamos y más bajo que caigamos, nunca salimos de nuestras sensaciones”. Nunca
desembarcamos de nosotros mismos. Nunca llegamos a otro, sino otreándonos a
través de la imaginación sensible de nosotros mismos. Los verdaderos paisajes
son los que creamos nosotros mismos, porque así, siendo dioses suyos, los vemos
como son verdaderamente, que es como fueron creados. No es ninguna de las siete
partidas del mundo la queme interesa y puedo ver verdaderamente; es la octava partida
la que recorro y es mía.
Quien ha cruzado todos los mares ha cruzado solamente la
monotonía de sí mismo. Ya he cruzado más mares que todos. Ya he visto más
montañas de las que hay en la tierra. He pasado por más ciudades de las que
existen, y los grandes ríos de ningún mundo han fluido, absolutos, bajo mis
ojos contemplativos. Si viajase, encontraría la copia mala de lo que ya he
visto sin viajar.»
Fernando Pessoa, Libro del desasosiego [traducció d'Antonio Sáez Delgado]
2 comentaris:
quin alivi llegir aquest text.. i deixar-se de punyetes!
Pessoa, incondicional!
A mort!
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