«Uno escribe y elige lo imaginario porque está desajustado
en relación con la vida. Esto no supone ningún privilegio ni garantiza una
profundidad, es una grieta entre la experiencia y el sentido, no entiendo cómo
se produce y de dónde viene ese pensar de más y esas leves alucinaciones y por
eso tal vez escribo un diario, para mantener a raya esa extrañeza, pero no he
logrado más que confusión. Es cómico, uno busca entender lo que le pasa y sólo
logra estar más perplejo.»
Ricardo Piglia, a
l’article de Leila Guerriero (Babelia, El País, 19.12.2015)
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