07 d’agost 2007

Historias perversas (16)


“La realidad es múltiple, pero siempre imperfecta y simétrica”, decía mientras viejos periódicos crujían bajo sus pies. Dio un par de pasos que parecían una estudiada coreografía del delirio, agitando una hoja de un bloc de espiral donde había anotado el título de sus próximos poemas: “Tránsito estéril”, “Torsión de la palabra”, “Tránsfuga luminiscente”, “Refugio de imaginaciones”, “Blanda sonoridad del mundo”. Ella le escuchaba maniatada en una silla, sonriente, sabiendo que su suplicio era parte de un poema que no se escribía con palabras. Tras la ventana, inútiles de madrugada, los semáforos seguían guiñando al mundo su cadencia de luces.