«Si
yo fuera dictador, habría dos ejecuciones: una de ignominia y otra de gloria.
La de ignominia para el (habrá sido un imperdonable burócrata) que inventó los
Cincuentenarios. Este bárbaro que no pudo desperdiciar una fracción de siglo
para dar pretexto a nombre de plazas y avenidas, estatuas y pensiones, es
probablemente el genio más señalado, el hombre que ha conseguido una fracción
más de fastidiamiento de la humanidad, que no parecía ya susceptible de
aumento.»
Macedonio Fernández, Continuación de la Nada
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