«Estoy de
acuerdo. Para eso leo, para apropiarme de las palabras de los demás. Leo porque
esas palabras me pertenecen. Los libros que han dejado más huella en mí no son
necesariamente las obras cumbres, sino aquellos cuya piel he logrado traspasar
hasta hacerla mía. Leo para mi placer, mi gozo, para apartarme del mundo y
sumergirme en mí mismo. Leo para mí. En un mundo donde todo es esperanza
de futuro, o donde el pasado asoma y me atormenta constantemente, el único momento
donde estoy en el presente es cuando leo. Leer es meditar con palabras de otras
personas, dije en un post anterior. Por eso leo. Leo para saber qué pienso, qué
opino, qué sé o debería saber, qué he olvidado. No leo para identificarme
con un autor sino para permitir que sus palabras se identifiquen conmigo,
adquieran sentido gracias a mí. Cada lector reconstruye, o mejor dicho
inventa, la literatura universal.»
Iván Thays, del seu blog Vano oficio (aquí l’article sencer)
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