EXVOTO
A las chicas de Flores (Buenos
Aires, octubre 1920)
Las chicas de Flores, tienen los
ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino,
y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposa.
Las chicas de Flores, se pasean
tomadas de los brazos, para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las
mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga
en la vereda.
Al atardecer, todas ellas cuelgan
sus pechos sin madurar del ramaje de hierro de los balcones, para que sus
vestidos se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a remolque de sus
mamas -empavesadas como fragatas- van a pasearse por la plaza, para que los
hombres les eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes se enciendan
y se apaguen como luciérnagas.
Las chicas de Flores, viven en la
angustia de que las nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado
pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a veces quisieran
desembarazarse de él como de un corsé, ya que no tienen el coraje de cortarse
el cuerpo a pedacitos y arrojárselo, a todos los que les pasan la vereda.
Oliveiro
Girondo, Veinte poemas para ser leídos en el tranvía
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