28 d’abril 2015

Cirlot invoca


A APOLO MUSAGETA

Un inmenso dolor quiere ser canto.
En la orilla celeste del paisaje.

Coronado de olivos suplicantes
¡Oh Dios, arrodillado, yo te invoco!

Intento comunicar tus ojos fríos,
tus sienes de platino inaccesible.

Voy vestido de negro, rosas negras
ofrezco a tus sublimes manos puras.

Tú que fuiste pastor, mírame esclavo
por senderos que pisan los corderos.

Domina mi temblor con tu inmutable
sonrisa que refleja el horizonte.

Las nubes lentamente me traspasan,
me muevo en un silencio desolado.

¡Incéndiame de espadas y de gritos
y mira cómo sufro entre tus labios!


Juan Eduardo Cirlot, Árbol agónico