«(...)
la vida de hotel es la única que se presta de veras a las fantasías del hombre.
Perezoso, noctívago, excéntrico; aquel que escoge vivir en un hotel es cliente
por encima de todo, muy especialmente en América, y la norma, el imperativo, es
ponerse a su servicio sin mostrar jamás extrañeza, ya solicite unos gramos de
radio o un elefante...»
León-Paul Fargue, El peatón de París [traducció de Regina López Muñoz]
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