«Era un volante
de juguete. Lawes tenía un hijo de siete años que le acompañaba a veces en sus
viajes. (...) Dijo que había que darle al Presidente de los Estados Unidos un
volante como aquél el día de su toma de posesión para recordarle, y recordarle
a todo el mundo, que lo único que podía hacer era fingir que conducía.»
Kurt Vonnegut, Pájaro de celda [traducció de José M.
Álvarez i Ángela Pérez]
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