«(...) a
los escritores les interesan los ajustes de cuentas con ellos mismos, es decir,
plantearse, por ejemplo, si el lenguaje utilizado fue el adecuado para aquello
que en verdad fue siempre lo único que les importó: que la comprometida
revelación de su conciencia estuviera del todo presente en lo que trataron de
comunicar.»
Enrique Vila-Matas,
a l’article Por una cartografía del
fracaso (El País, 1.02.2016)
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