30 de març 2007

Paisaje


Desde el privilegio de mi ventanal la ciudad es un horizonte truncado, delimitado con precisión quirúrgica por los edificios que construyen su historia. Mi paisaje crea raíces, provoca adicción en la mirada y permite que la imaginación se desplace libre entre las perspectivas y el rumor constante de lo urbano. Consciente de que cada ventana, cada balcón, parapeta biografías e historias, fugaces momentos felices y tragedias, no es necesario subir a la luna para constatar lo insignificante de las vidas. Mi paisaje es suficiente.

28 de març 2007

Buenas noticias


A las siete de la mañana tengo por costumbre mirar las noticias en TV. A esas horas me asalta la esperanza vana, el deseo de ver y oír algo que me alegre el día, como decía el bueno del inspector Callahan, interpretado por Clint Eastwood en la serie dedicada a Harry El Sucio. Buenas noticias: el suicidio de mandatarios o exmandatarios, la ilegalización de la especulación inmobiliaria, el encarcelamiento de la estupidez en cualquiera de sus formas, la multiplicación por diez de los presupuestos dedicados a la educación y la cultura, la reducción en idéntica medida de los recursos para la defensa de enemigos imaginarios, la legalización de otras drogas que no sean el tabaco, el alcohol o la telebasura. Nunca hay buenas noticias. Pero es bueno tener alguna esperanza, aunque dure sólo lo que tardan los titulares en saltar uno tras otro por la pantalla. Las vanas esperanzas tal vez se parecen a lo que otros llaman fe. Yo cada día tomo mi dosis de diez segundos.

27 de març 2007

Un perro asomado al balcón


A veces el mundo se me antoja un lugar desconocido. Deambulo por las calles, desarrollo actividades cotidianas y no puedo dejar de sentir una distancia abismal con lo que me rodea. Un desarraigo difícil de explicar. Supongo que es un sentimiento humano más o menos común. Observas a los congéneres como si fueran un conjunto de autómatas, formando parte de un atrezzo que llena el vacío y adorna las calles y los edificios. No se trata de un sentimiento de superioridad, ni nada parecido a saberse el único habitante de la tierra. Solamente te sientes como un perro asomado al balcón de los hombres. Y no entiendes nada.

22 de març 2007

Mufar


Converso con un argentino de pro. Le cuento que he pasado un par de días oscuros y crepusculares, cabreado con el mundo y conmigo mismo. El típico berrinche autocrítico y rabioso. Uno de esos días en que uno agradece tener educación, ser consciente de las consecuencias de sus actos y no vivir en los USA, donde el acceso a las armas de fuego es tan fácil. Él me mira y diagnostica: “estás mufado”. Conocer una palabra nueva es siempre un placer. Me documento. Mufar es un lunfardismo rioplatense, procedente del italiano “muffare”, que viene a significar “enmohecer”. Su significado en lunfardo es doble: ser gafe / estar gafado o, también, estar malhumorado, que era mi caso.

A partir de ahora, cuando se repitan esos arrebatos de cabreo universal, de ira multidireccional, si alguien me pregunta qué me ocurre, siempre podré contestar “nada, que tengo la mufa”. Una excusa perfecta para iniciar una conversación o para dejar al interlocutor con un interrogante pegado a sus orejas. En cualquier caso, descubrir una palabra siempre es tonificante, se esté o no mufado.

21 de març 2007

La porta de l'ocell


Truca’m amb l’ull de l’ocell
amb el teu riure de molsa
el millor dels coixins.

Per què si rius
fas la cançó
dels nius salvatges?

Per què si rius
l’emoció m’esberla el son
amb els teus taurons de misteri?

L’endemà era una mòmia
però si rius
el napalm arrasa els records
faig del nus desert
i tens llampecs a la roba.

Si rius
les benzineres són palaus
i tots els paisatges volen
en un ocell del terrat.

19 de març 2007

El derecho a ser apátrida


Demasiado tiempo oyendo, viendo, leyendo con repugnancia. Quiero darme de baja de este planeta que irremediablemente va hacia la autodestrucción; de este estado mediocre; de este pusilánime país sin estado. Que no cuenten conmigo. Un estado de derecho donde no hay derecho a dejar de ser ciudadano, de objetar, de proclamar a los cuatro vientos, papeles en mano, que este mundo no va conmigo. Veo en la pantalla a un ignorante tarareando de forma ridícula un himno, bandera en una mano, la otra en el corazón, como si el patriotismo fuera la salvación de algo, como si el amor a lo que contienen unas fronteras fuera suficiente para dar sentido a la vida. No aprenderemos nunca. El ser humano como acto fallido. Bienaventurados los que tienen esperanza en el futuro, porque serán saciados de decepción.

15 de març 2007

Una noche contigo


Fotografié esta pintada una luminosa mañana de domingo, cerca del mar . Un mensaje rupturista, una breve poesía urbana, un deseo, un testimonio marcado en una pared que ya no existe. El texto rompe con el contenido habitual de las pintadas. No es una reivindicación, ni la identificación de un grupo concreto, ni un tag. La frase UNA NOCHE CONTIGO, en mayúsculas, es un grito. Inevitablemente, tiendo a imaginar qué motivación se esconde tras su contundencia. Pienso en las posibilidades:

* El deseo escrito que, a modo de ceremonia ritual, invoca lo no consumado, lo que se quiere que acontezca. Un hechizo.

* El testimonio, la celebración de que, por fin, esa noche ha tenido lugar y su transcurso ha sido tan placentero que se hace saber a gritos, e impele al autor o a la autora a dejar impregnada de euforia la pared .

Las dos posibilidades precedentes las contemplo como si el autor o autora hubiera escrito en solitario. En la tercera opción veo a una pareja. Tras algo parecido a un juego de prendas que discurre entre un diálogo lleno de seducciones y miradas, quien ha perdido, o ganado, debe escribir su deseo que quien lee deberá satisfacer.

¿Qué opción creéis que se acerca más a lo que pudo ocurrir? ¿Hay otras posibilidades? Los comentarios os esperan.

14 de març 2007

Arte efímero en la ciudad mutante


Este bello graffiti que fotografié en 2006 ya no existe. No por haber sido demolida la pared, ni por que otros artistas callejeros hayan pintado uno superpuesto. No. Un día llegó una furgoneta del ayuntamiento, de él descendieron dos profesionales que cumplían con su deber y lo hicieron desaparecer bajo una espesa capa de pintura marrón-náusea.

Ante este sinsentido uno se pregunta qué se pretende con ello. Estoy de acuerdo en eliminar tags y otras sandeces de valor estético cero. Pero un mural como el que estáis viendo (medía aproximadamente cinco metros de largo por dos de alto), daba color, daba vida, daba qué pensar. Lo han sustituido por una uniforme mancha de color mierda. Como bien suponéis, este caso es uno de tantos que he documentado. Pandilla de descerebrados.

¿Qué pretenden? Supongo que uniformizarnos con la voluntad de que esta ciudad sea aburrida, plana, sin vida. Para que no asuste a los guiris que nos invaden con su estética hortera. Para que cuando el edil del distrito acompaña al alcalde éste no se disguste con intervenciones disonantes. Tal vez tienen la esperanza de que la ciudadanía se convierta en algo parecido a esa pared: uniforme, homogeneizadora, previsible, indistinguible de cualquier otra. Quieren que nos convirtamos en autómatas.

Recordad que el pensamiento crítico es lo que más temen. Recordad que quieren vuestro voto para seguir matando el arte y cualquier cosa que ponga en peligro su equilibrio, sustentado por la mediocridad más lamentable. Actuemos en consecuencia.

13 de març 2007

Preservar el vacío


Vivo en el Poblenou, barrio barcelonés que mira al mar desde 1992. La playa, ahora tomada por la ciudadanía, de momento es gratis; pero no demos ideas a los munícipes; ya sabemos que su afán recaudatorio es directamente proporcional a su mediocridad, independientemente del color político. En la playa que ahora es pasto de guiris, vecinos, descuideros, vendedores ambulantes clandestinos, hacedoras de masajes y todo un catálogo extenso e intenso de fauna urbana, se fusiló a diario a presos políticos hasta mediados de la década de los 40 del pasado siglo. Un frente marítimo, como se ve, de variopinta y trágica historia.

Vivo en la zona que se ha denominado “22@”, un proyecto estéticamente aceptable pero de duras consecuencias sociales. Expropiaciones y desplazamientos, como siempre, de los más débiles. El barrio se está señorizando, los pijos campan a sus anchas a 6500 euros el metro cuadrado y muchos propietarios de antiguas fábricas y talleres en desuso han optado por bunkerizar sus inmuebles a la espera de la Santa Recalificación que los hará no sé si libres, pero un poco más ricos seguro. Se trata de ponerse a salvo de la ocupación, que con ediles antisistema ya se sabe.

Salgo de casa y veo estas volumetrías estancas. Imagino a un grupo de ermitaños de la modernidad viviendo en su interior, a salvo del mundanal ruido de la especulación. Imagino a un comando de psicópatas, a la luz mortecina de velas y bombillas de 25W, urdiendo entre susurros intrigas y nuevas e imposibles revoluciones. A un destacamento de mujeres hastiadas de la estupidez de los hombres que tratan de fundar un nuevo orden. A un viejo que, harto de las metamorfosis constantes de un escenario que había tramado su vida, decide no mirar nunca más por las ventanas.

Me veo, al fin, aprendiz de fotógrafo, capturando esas imágenes inquietantes mientras paseo entre cascotes y ruinas de un barrio industrial y obrero que nunca volverá.

12 de març 2007

La lucidez de los escombros


“Mi misión es matar el tiempo y la de éste matarme a su vez. Se está bien entre asesinos” Cioran

Cioran siempre es un puñetazo en la boca del estómago, una mirada despiadada. Es un agitador de cerebros. Cualquiera de sus obras es recomendable, pero tengo cierta predilección por “Silogismos de la Amargura”.

Las visiones negativas pueden parecer fáciles, en algún momento alguien pudiera acusar a los pesimistas del gusto por el revolcón con las propias miserias, disfrutando del estúpido e inútil trago de la autocompasión. No se trata de eso. En absoluto. Es algo mucho más parecido a la decepción. Apuesto por la mirada serena y cargada de lucidez. Es un ejercicio de riesgo, sin asideros, al borde del abismo del absurdo, que nos permite realizar un análisis frío como una autopsia. Un proceso de aceptación sin dramas, pero también sin certidumbres.

Pese a la decepción crónica, no obstante, hay también momentos cargados de luz y que nos reconcilian, aunque sea por un breve espacio de tiempo, con este planeta en vías de putrefacción. Este fin de semana he tenido el privilegio de vivir algunos. Todo un lujo.

10 de març 2007

La inquietud de los estantes vacíos


“Vivir sin leer es peligroso, obliga a conformarse con la vida, y uno puede sentir la tentación de correr riesgos” Michel Houellebecq

Qué miedo los domicilios sin libros. Miras asustado a sus inquilinos, como si en cualquier momento fueran a atacarte para desmenuzar tu anatomía, ponerla en la nevera y después, oh, terror, cocinarte a la inglesa. Prejuicios, sin duda. Pero así es como lo vivo.

Me contaba no hace mucho una compañera de trabajo que visitó a unos conocidos (una visita de compromiso, dijo disculpándose) que tenían en las estanterías del salón algo peor que la ausencia de libros. Se trataba de unos bloques de cartón que, a modo de trompe l’oeil, imitaban encuadernaciones en cuero. Atrezzo. Realmente angustiante.

Uno de los recuerdos de mi adolescencia es parecido. Conocí a una familia que, habiendo comprado una enciclopedia, nunca retiró la funda de celofán de los volúmenes. Así no entraba el polvo y no se afeaban los tomos. La visión de aquella fuente del saber inutilizada por razones higiénico-estéticas siempre me inquietó. Profilaxis. Cada volumen en su condón, para evitar la procreación del saber, para aislar la curiosidad, para impedir, en aquellos tiempos sin ciberespacio, que la imaginación campara a sus anchas en el hipertexto primitivo. Me imagino la tristeza y la frustración de todas las palabras, obligadas a guardar silencio tras un muro infranqueable de plástico transparente. Cuando regresaba a mi casa me gustaba pasar los dedos por la modesta biblioteca familiar, constatando que todos los libros podían abrirse y leerse. Era como volver al refugio de las ficciones, al seguro calor del hogar. Una sensación de pertenencia que siempre me acompañará en bibliotecas y librerías.

09 de març 2007

Ràbia mundi


Trauré d’un cop
pel pap
tot l’odi.

Escopiré blasfem
d’aquest món.
Rebentaré a cops de puny
els errors inevitables
amb fúria de memòria densa.

Miraré enfora
i seré el nàufrag convençut
de la inutilitat del manuscrit dins de l’ampolla.

El centinella irat
l’innecessari orador
el perdut rondinaire del no res.

08 de març 2007

Muerte a lo políticamente correcto, por favor.


“El mundo es una obra de teatro mediocre con un reparto lamentable” Oscar Wilde

En estos tiempos lo políticamente correcto transmuta la vida en eufemismo. El lenguaje, una herramienta que debería permitir describir la realidad con precisión, se pudre entre palabras vacías. Como siempre, la industria militar ha sido pionera. La expresión “fuego amigo”, que a priori parecería la rúbrica de un pirómano sincero, significa, como sabemos, matar por error. Por no hablar de “daños colaterales” (asesinar inocentes por error u omisión) o toda la farsa dialéctica que acompaña siempre al monopolio de la violencia que ejerce el poder establecido. Parecido a cuando los medios hablan de “larga enfermedad” para omitir “cáncer”, palabra tabú, muy fea y muy desagradable. Nauseabundo.


Recuerdo que un día la megafonía del metro repetía incesante que “debido a una incidencia causada por una tercera persona ajena a la empresa” cierta línea había cancelado el recorrido en un tramo concreto de estaciones. Me imaginé al suicida esperando el convoy, paladeando entre adrenalina sus últimos instantes, decidiendo que la hora punta laboral era el mejor momento para repercutir en los demás un poco de incomodidad a cambio de su sacrificio. Supongo que de saber que sería tratado simplemente de tercera persona ajena a la empresa (por qué tercera, me pregunto), habría cambiado el modus operandi. Eufemismos. No olvidemos que las cámaras nos asedian en cualquier lugar. Seguramente gravaron la muerte –perdón, el fatal desenlace- de un hombre o una mujer –perdón, de una tercera persona-. No olvidemos que lo hacen por “nuestra seguridad”. Por cierto: ¿Alguien recuerda si antes del advenimiento de las cámaras todo era mucho más inseguro? ¿Alguien puede afirmar que tras la instalación de miles de ellas la ciudad sea mucho más segura? Oscar Wilde tiene toda la razón.

07 de març 2007

Prova d'hipòtesi


No trobaràs la son que et faci innocent
tampoc el descans
ni la pau blava que vols que se t’instal·li.
Romandràs imbècil
i els rapinyaires de ferro
vindran
un i altre cop
a fer-te saber el seu neguit.

Ho saps entre els plecs de la roba
enmig del poema aturat
on sures entre mentides.

Saps que res no passa
que els anys llepen cap enrera,
que la mort és una gesta clandestina.

Lágrimas de cocodrilo putrefacto


Hoy lloran incluso las señales de tráfico ¿Qué queda del optimismo, de la ciencia ficción, de todas las utopías que fueron? Es una pregunta inútil, como todas las preguntas retóricas. Inútil como el orgullo, los tópicos o un sofrito sin sal. Roberto Bolaño quería titular uno de sus libros “Tormenta de mierda” y al final no pudo ser. Un título muy adecuado para los tiempos que corren, donde los que deberían ser por lo menos prudentes, ya que representan, dicen, a la ciudadanía, se arrastran entre la basura para conseguir y perpetuarse en la poltrona a las órdenes de los de siempre. Eso sí, los precios de primer mundo y las grandes corporaciones dando cifras obscenas de beneficios años tras año. Por supuesto, los servicios y los sueldos cada vez más cercanos a la burla, al chiste malo, al cinismo insultante. Y los medios prestando atención a la pirotecnia y sin aportar casi nada al pensamiento crítico. Me repugna ese insulto constante a la inteligencia. Ya lo dijo Charles Bukowski hablando de la presunta democracia norteamericana, con una frase que cobra cada día más vigencia universal: “Demócratas o republicanos: mierda fría o mierda caliente”.

06 de març 2007

Patada a seguir


Inicio. Alumbramiento. Punto de partida. Día cero. Palabras. Cuánta lucidez en una sola locura. El supuesto es simple: aquí está el desagüe de las neuronas, los recortes de quirófano del pensamiento, el tiempo y sus trampas siempre mortales.


Esto es un blog, un artificio histriónico, un cubo de basura presto a recibir el desguace de las ideas. El cuaderno de bitácora de la ciudad en ruinas de la reflexión. Tonterías.


Esta mañana he visto a un indigente surgir de un contenedor ¿Habría dormido en su interior? Tal vez sólo había excretado sus necesidades a sotavento de la marea de peatones. Quién sabe. A mi se me ha antojado el punto final de una leyenda, de un viejo cuento árabe. En este siglo de crisis, incluso las lámparas maravillosas se convierten en contenedores y los genios (a imagen y semejanza de la desesperación contemporánea) mutan en presencias sucias y marginadas ¿Quién es capaz de pedir un deseo a la viva imagen de la injusticia?