03 de setembre 2020

Arbres darrers



ÁRBOLES FINALES


Los árboles que nos quedan son aquéllos,

los todavía no alcanzados. En sus claros se decide

qué sombra infundir en cada uno de nosotros.

Tienen, a su modo, una voz de llamada hacia arriba,

como el que arquea las manos en torno a la boca

para ser oído en lo más alto y pedir que alguien

se haga cargo de los que estamos aquí. Ultimados.

Todo árbol cobija a un muerto y lo mantiene

en la savia, lo hace suyo y lo ampara, le da un suelo

de corteza y de hojas caídas para él.

Los bosques pueden salvarse en los que han sido,

quiero decir, en el recuerdo que guardamos de ellos.

Tendrá un hogar en el color del haya quien los defienda.

Hay árboles que parecen anteriores a la tierra, los robles

y los tejos, por ejemplo, arraigados en una mano perdida

y mortal que quiso hacer el mundo y no pudo.

        Escuchadlos en sus ramas; nos avisan, aconsejan.

Son las obras completas del reposo.

 

Ramón Andrés, Los árboles que nos quedan