30 de març 2007

Paisaje


Desde el privilegio de mi ventanal la ciudad es un horizonte truncado, delimitado con precisión quirúrgica por los edificios que construyen su historia. Mi paisaje crea raíces, provoca adicción en la mirada y permite que la imaginación se desplace libre entre las perspectivas y el rumor constante de lo urbano. Consciente de que cada ventana, cada balcón, parapeta biografías e historias, fugaces momentos felices y tragedias, no es necesario subir a la luna para constatar lo insignificante de las vidas. Mi paisaje es suficiente.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Doy fé de ello...